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En su primer nacimiento, Jesús nos dice: "He venido para que el pecador que ha muerto resucite a la vida". Lo mismo nos dice cuando nace en la Eucaristía, añadiendo: 'Y yo he venido para que el justo que tiene vida, la tenga en abundancia, avance en la gracia y crezca de virtud en virtud'. Lo mejor que podemos hacer por Navidad es ofrecer a Jesús todos los afectos de nuestro corazón y desear no separarnos nunca de Él. Escuchemos la enseñanza de los santos sobre la Eucaristía.

Nuestra Señora vino a América para traer a Cristo, la verdadera fe católica y la salvación. Su imagen es uno de los milagros más poderosos de la historia. Esto debería ayudarnos a confiar en la importancia de la Virgen María y en el poder de su santa intercesión.

Cristo vino a este continente a través de la Santísima Virgen María. En el fondo, Guadalupe es el mismo misterio que su nacimiento en Belén. Creer en Dios significa creer en la Madre de Dios, es decir, confiar verdaderamente en su poderosa intercesión. Hay que confiar cada vez más en las palabras de la Virgen. Por ejemplo, no debemos temer ninguna enfermedad. Considera cuán grande fue la fe, la humildad, el amor y el deseo de María por la venida de Jesús. Al comulgar, trata de imitar más estas disposiciones interiores de la Santísima Virgen María.

Prepárate para salir al encuentro de tu Dios. Jesús vino a salvarnos (pasado) y vendrá de nuevo a juzgar a todos (futuro). Algunos se salvarán, pero muchos se condenarán. Jesús viene en la Sagrada Eucaristía (presente). Recuerda, Él que viene a ti en la Sagrada Comunión es el mismo Jesús que nació en Belén. Si de verdad creemos que Jesús viene, debemos prepararnos bien. Pero nuestra fe es débil; para fortalecerla, Dios establece paralelismos entre el nacimiento de Jesús y la Santa Misa. El gran deseo de Jesús es que lo recibamos digna y frecuentemente. Todas nuestras oraciones y obras deben [...]