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Los misterios de la Navidad la Epifanía manifestan la gloria de Jesús. Él se revela, dándonos la verdad y su gran luz. Sin embargo, el hombre siempre tiene la tentación de creer en Jesús como mejor le parezca. ¡No! Céntrate en el Señor y no te empeñes en tus propios proyectos ni ideologías eclesiales. Por ejemplo, tenemos que vivir nuestros matrimonios según la luz de Cristo. Los obispos deben transmitir fielmente las enseñanzas que provienen de Cristo y sus Apóstoles. Agradezcamos que un Obispo peruano se haya resistido al grave error de Francisco respecto a las bendiciones de uniones pecaminosas. Estas [...]

El pesebre es la cátedra del Niño Dios. Desde allí confunde los principios falsos del mundo y nos da la sabiduría eterna. Jesús nos enseña a través de los misterios de su santa infancia. Nos enseña cómo superar nuestro excesivo apego a las cosas terrenas y placeres sensuales y a vencer a nuestras inclinaciones desordenadas. Nos enseña las grandes virtudes de la humildad, paciencia y obediencia y de cómo debemos sufrir. Toma esto muy en serio y dale tu amor y adoración a cambio.

"Que toda la tierra te adore y te cante, cante tu nombre" (Salmo 65:4). Éste es buen resumen de todos los Misterios de la Navidad. San Alfonso de Ligorio enumera doce. Deberíamos meditarlos. Cada uno muestra la gran batalla entre el mundo y Dios. También indican el gran don que Dios nos da: la luz de la estrella, nuestra fe católica. Nosotros, a nuestra vez, debemos ofrecerle lo mejor que podamos de nuestro amor, oración y mortificación. El Padre enumera ocasiones en las que debemos invocar el Santo Nombre y formas sencillas y breves de invocarlo en la oración.    

Debemos vivir según la luz de la fe, no según el mundo. Los mundanos actúan como si la Navidad ya hubiera pasado y olvidan sus grandes misterios. Pero la Epifanía es uno de los cinco días más sagrados del año. Incluye tres acontecimientos principales: los reyes (las naciones) vienen a adorar; [2] el bautismo del Señor; y [3] el milagro de las bodas de Caná. Ofrece a Dios tu amor (oro), oración (incienso) y mortificación (mirra). El Señor debe ser el centro de nuestras familias y matrimonios. Como María, guardemos y contemplemos estos misterios en nuestro corazón.

El santísimo nombre de Jesús significa "Dios salva". Ante todo, su nombre manifiesta su amor y su poder. En particular, el Santo Nombre está vinculado a su nacimiento (Belén) y a su muerte (Calvario), dos grandes acontecimientos de salvación. El santo nombre de Jesús nos inflama de amor por Él y nos protege del mal. Cuando te ataquen los demonios o los hombres, cuando te atormenten y te inciten a pecar, invoca el Santo Nombre. Siempre que rezamos el santísimo nombre de Jesús debemos inclinar la cabeza. Clama a Su Nombre con confianza, amor y perseverancia.

Contempla al Divino Niño para que te inspire a amarle. Suplícale que te conceda la gracia de amarle por encima de todo. Meditemos los escritos de San Juan, Apóstol del Amor, y de San Alfonso, considerando las siguientes preguntas. ¿Qué trajo a Dios del Cielo para nacer en una cueva? ¿Cuál es el verdadero sentido de la Navidad? ¿Qué relación tiene la Navidad con la Sagrada Eucaristía?

En su primer nacimiento, Jesús nos dice: "He venido para que el pecador que ha muerto resucite a la vida". Lo mismo nos dice cuando nace en la Eucaristía, añadiendo: 'Y yo he venido para que el justo que tiene vida, la tenga en abundancia, avance en la gracia y crezca de virtud en virtud'. Lo mejor que podemos hacer por Navidad es ofrecer a Jesús todos los afectos de nuestro corazón y desear no separarnos nunca de Él. Escuchemos la enseñanza de los santos sobre la Eucaristía.

Nuestra Señora vino a América para traer a Cristo, la verdadera fe católica y la salvación. Su imagen es uno de los milagros más poderosos de la historia. Esto debería ayudarnos a confiar en la importancia de la Virgen María y en el poder de su santa intercesión.

Cristo vino a este continente a través de la Santísima Virgen María. En el fondo, Guadalupe es el mismo misterio que su nacimiento en Belén. Creer en Dios significa creer en la Madre de Dios, es decir, confiar verdaderamente en su poderosa intercesión. Hay que confiar cada vez más en las palabras de la Virgen. Por ejemplo, no debemos temer ninguna enfermedad. Considera cuán grande fue la fe, la humildad, el amor y el deseo de María por la venida de Jesús. Al comulgar, trata de imitar más estas disposiciones interiores de la Santísima Virgen María.

Prepárate para salir al encuentro de tu Dios. Jesús vino a salvarnos (pasado) y vendrá de nuevo a juzgar a todos (futuro). Algunos se salvarán, pero muchos se condenarán. Jesús viene en la Sagrada Eucaristía (presente). Recuerda, Él que viene a ti en la Sagrada Comunión es el mismo Jesús que nació en Belén. Si de verdad creemos que Jesús viene, debemos prepararnos bien. Pero nuestra fe es débil; para fortalecerla, Dios establece paralelismos entre el nacimiento de Jesús y la Santa Misa. El gran deseo de Jesús es que lo recibamos digna y frecuentemente. Todas nuestras oraciones y obras deben [...]