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Los santos místicos de la Iglesia relatan detalles del nacimiento de la Santísima Virgen María. Fue concebida sin pecado y con la capacidad de conocer y amar a Dios. María siempre correspondió fielmente a la gracia, y así creció continuamente en gracia. Seamos más conscientes de las gracias que Dios nos concede y hagamos lo posible por corresponder fielmente. Sin embargo, el apego al pecado y al mundo impide nuestro crecimiento. Preferimos lo que es más fácil y cómodo. Para contrarrestarlo, crece en tu devoción a María, especialmente a Nuestra Señora de los Dolores.

La Asunción conmemora una serie de misterios; por ejemplo, la muerte y sepultura de la Virgen María, su incorrupción, su restauración a la vida, y su coronación triunfal. Cada uno de ellos revela los sentimientos del Corazón Inmaculado de María y nos enseña a vivir la vida cristiana. Porque no basta con ser «buena persona» (pues ¿qué significa eso?). Debemos perseverar en la gracia de Dios, desear ardientemente el Cielo, aceptar la cruz, no estar tan apegados a la tierra y prepararnos para una muerte santa.

La Virgen María lleva el deseo de glorificar a Dios y unirnos a su Divino Hijo. Eso se realiza en el templo católico, en la Santa Misa. En muchas de sus apariciones, la Madre de Dios pide que se construya una iglesia (por ejemplo, Guadalupe, Lourdes, Fátima). En el año 352, durante el caluroso verano romano, Nuestra Señora obró un maravilloso milagro. Cayó nieve, marcando el lugar donde se construiría la mayor iglesia en su honor. Santa María la Mayor alberga tanto el pesebre de Belén como una imagen milagrosa pintada por San Lucas: Salus Populi Romani.

Practica la devoción a la Preciosísima Sangre. Es un modo extraordinario de participar en la Misa. Dedica quince o veinte minutos a rezar así durante la Misa: Oh Preciosísima Sangre de Jesús, te adoro (te doy gracias / ten piedad de mí / ayúdame / o haz cualquier intención). ¡Reza con fe! Creer de verdad que el derramamiento de la Preciosísima Sangre se renueva en la Santa Misa. Pide en particular para que la Preciosísima Sangre te perdone y te libere de cualquier pecado grave. Si rezas con fe, creyendo que estos pecados son la causa de los grandes dolores y sufrimientos [...]

Debemos aprender a rezar según el ejemplo de la iglesia. Tomad en cuenta la petición de la oración colecta de la Misa. O Dios, infunde en nuestros corazones amor por Ti y por tu nombre santo. Participar en la Santa Misa es nuestro deber principal y mayor dignidad. Lamentablemente, muchos fallan en este deber fundamental. Las consecuencias terribles son evidentes. Hay que discernir los falsos pastores por sus frutos. Considerad también los frutos maravillosos de la Preciosísima Sangre. Cristo derrama su Sangre por nosotros en la Santa Misa. ¿Creéis de verdad?

En la oración colecta de hoy pedimos a Dios que derrame en nuestros corazones amor por Él. Que le amemos en todo y sobre todas las cosas. Que Él transforme nuestros corazones para que podamos amarle a ejemplo del Sagrado Corazón de Jesús. Este corazón tiene un amor infinito por nosotros, pobres pecadores. Pero nosotros le devolvemos olvido, desprecio e ingratitud. Podemos participar en la Santa Misa con gran provecho procurando tener las mismas disposiciones del Sagrado Corazón que cuando Jesús se ofrece en sacrificio.

Nuestro deber principal es conocer, amar y servir a Dios. Para realizar nuestro deber fundamental debemos: [1] aceptar con sumisión las verdades que Dios ha revelado; [2] observar los mandamientos de Dios y de su Iglesia; [3] orientar toda nuestra actividad hacia Dios; y [4] rendir a Dios el culto debido (la Santa Misa). La devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús es el resumen de toda nuestra religión. Esta devoción incluye el amor, la reparación y la imitación.

Sin la ayuda del Espíritu Santo no hay nada bueno en nosotros. Él es el santificador de todos los hombres y el dador de todas y cada una de las gracias. Sea la gracia de perdonar, de perseverar en la oración, de apreciar la Misa, cualquier gracia. Los canales ordinarios a través de los cuales el Espíritu Santo dispensa sus dones y gracias son la Iglesia y los sacramentos. Debemos rogarle: "Hazme dócil a tus inspiraciones y a las enseñanzas de la Iglesia católica. Conforma mi voluntad a la tuya y haz que mi vida sea una imitación fiel de la [...]

El fundamento de la fe cristiana es Jesús. Como fruto de la Resurrección, Jesús está ahora presente por el poder del Espíritu Santo en su Iglesia. En su Iglesia, y a través de ella, comparte con nosotros la vida sobrenatural mediante los sacramentos. En su Iglesia, y a través del magisterio, nos enseña las verdades que nos salvan. Cristo prometió quedarse con nosotros, pero hoy lo hemos abandonado y negado; por eso hay una crisis tan terrible. Mantened constantemente fijos en Él los ojos y el corazón

La inmolación del Cordero es la victoria de nuestro gran Rey. De forma clara y contundente, el Pregón Pascual (Exsultet) nos enseña que la resurrección tiene todo que ver con la cruz. Del mismo modo, el cirio pascual llama nuestra atención a la cruz. La cruz es la fuente de todas las bendiciones y la causa de todas las gracias. Pero solemos huir de la cruz; muy probablemente por eso no recibimos todas las bendiciones que nuestro Dios infinitamente bueno y poderoso quiere concedernos. Si buscas alguna gracia, mira a la cruz.