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Consideren bien estos dias sacratísimos que marcan el fin del año litúrgico:  Cristo Rey, Todos los Santos, de los Fieles Difuntos. Estas fiestas nos llaman a contemplar el mundo del más allá. Debemos vivir la vida basándonos en una fe segura, no en valores mundanos ni en revelaciones privadas no aprobadas. El reino de Cristo es un reino de fe, esperanza y caridad. Debemos fomentar estas virtudes sobrenaturales. El Padre concluye con un breve catecismo sobre la virtud de la esperanza, incluyendo cómo la presunción y la desesperación son pecados contra la esperanza.

Los santos místicos de la Iglesia relatan detalles del nacimiento de la Santísima Virgen María. Fue concebida sin pecado y con la capacidad de conocer y amar a Dios. María siempre correspondió fielmente a la gracia, y así creció continuamente en gracia. Seamos más conscientes de las gracias que Dios nos concede y hagamos lo posible por corresponder fielmente. Sin embargo, el apego al pecado y al mundo impide nuestro crecimiento. Preferimos lo que es más fácil y cómodo. Para contrarrestarlo, crece en tu devoción a María, especialmente a Nuestra Señora de los Dolores.

Cristo es Rey. Este es un gran dogma de nuestra fe católica y es un resumen de toda nuestra santa religión. Es también uno de los títulos más importantes de nuestro Salvador Jesucristo. Todas las cosas, visibles e invisibles, fueron creadas por y para Cristo. Por eso, todas las personas, familias, instituciones y naciones, en privado y en público, deben someterse a Cristo Rey. Consideremos los ejemplos del aborto, el matrimonio, los medios de comunicación, las escuelas, y las elecciones presidenciales. Quizá no podamos cambiarlos, pero debemos conocer y defender la verdad.

En 1571, el Papa San Pío V llamó a toda la cristiandad a rezar el Rosario. En respuesta, Nuestra Señora derrotó a las fuerzas musulmanas en la batalla naval de Lepanto. En Hiroshima, la Santisima Virgen protegió a ocho sacerdotes jesuitas que vivían el Mensaje de Fátima. En los 1960s, Brasil fue salvado del comunismo por el Rosario. La Virgen María le dijo a Santo Domingo que el Rosario es un medio poderosísimo para [1] destruir la herejía, [2] extinguir el vicio, [3] difundir la virtud, [4] implorar la misericordia divina y [5] obtener su protección. Al concluir, El P. Rodríguez nos [...]

Nunca estuvieron Jesús y María más unidos que en la pasión y muerte de Cristo. Bien cargada, la cruz es fuente, alimento y prueba del amor. Si realmente quieres amar a Jesús, primero aprende a sufrir. Recuerda, los dones de la gracia aumentan a medida que aumentan las pruebas. Parece que ha comenzado una etapa nueva en la persecución del Padre, de nuevo en torno a la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores. Él nos explica la prueba así como tres cosas que cada uno de nosotros puede hacer. Por favor, recen por el Padre Rodríguez a Nuestra Señora de [...]

La Asunción conmemora una serie de misterios; por ejemplo, la muerte y sepultura de la Virgen María, su incorrupción, su restauración a la vida, y su coronación triunfal. Cada uno de ellos revela los sentimientos del Corazón Inmaculado de María y nos enseña a vivir la vida cristiana. Porque no basta con ser «buena persona» (pues ¿qué significa eso?). Debemos perseverar en la gracia de Dios, desear ardientemente el Cielo, aceptar la cruz, no estar tan apegados a la tierra y prepararnos para una muerte santa.

La Virgen María lleva el deseo de glorificar a Dios y unirnos a su Divino Hijo. Eso se realiza en el templo católico, en la Santa Misa. En muchas de sus apariciones, la Madre de Dios pide que se construya una iglesia (por ejemplo, Guadalupe, Lourdes, Fátima). En el año 352, durante el caluroso verano romano, Nuestra Señora obró un maravilloso milagro. Cayó nieve, marcando el lugar donde se construiría la mayor iglesia en su honor. Santa María la Mayor alberga tanto el pesebre de Belén como una imagen milagrosa pintada por San Lucas: Salus Populi Romani.

Practica la devoción a la Preciosísima Sangre. Es un modo extraordinario de participar en la Misa. Dedica quince o veinte minutos a rezar así durante la Misa: Oh Preciosísima Sangre de Jesús, te adoro (te doy gracias / ten piedad de mí / ayúdame / o haz cualquier intención). ¡Reza con fe! Creer de verdad que el derramamiento de la Preciosísima Sangre se renueva en la Santa Misa. Pide en particular para que la Preciosísima Sangre te perdone y te libere de cualquier pecado grave. Si rezas con fe, creyendo que estos pecados son la causa de los grandes dolores y sufrimientos [...]