La misión del Espíritu Santo es completar la obra redentora de Cristo. Êl nos santifica, derramando la gracia que Cristo mereció. Esta misión también es la de la Santísima Virgen Maria. En Fátima, ella advierta de los grandes peligros que esperan a los que no creen en Cristo y no se convierten. Fátima da una gran importancia a la doctrina católica, a caminar en Fe, al bautismo, y a la Santa Comunión. Hay conexión profunda entre la crisis en la fe, la crisis en la Santa Misa y Eucaristía, y la desobediencia al mensaje de la Virgen en Fátima. Para oponer a los pecados graves de nuestro tiempo (herejía, blasfemia e impureza), seamos devotos al Inmaculado Corazón de María.
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DVRodriguez2021-06-13T07:04:46-04:00