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No recibamos la gracia de Dios en vano. La gracia santificante -la vida de Dios- nos da la vida eterna. Pero la gracia actual es una ayuda sobrenatural que Dios nos concede cada día para realizar nuestra salvación. Cuando cooperamos con la gracia, merecemos más gracias. Pero el abuso de la gracia de Dios nos impide recibir más gracias. Hay una relación directa entre la cantidad de gracia en nuestra alma cuando morimos y el nivel en el que experimentaremos la visión beatífica de Dios por toda la eternidad. Cada uno puede llegar a ser santo, pero hay que cooperar con la gracia de Dios. Siempre debemos buscar como recibir más gracia.