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Practica la devoción a la Preciosísima Sangre. Es un modo extraordinario de participar en la Misa. Dedica quince o veinte minutos a rezar así durante la Misa: Oh Preciosísima Sangre de Jesús, te adoro (te doy gracias / ten piedad de mí / ayúdame / o haz cualquier intención). ¡Reza con fe! Creer de verdad que el derramamiento de la Preciosísima Sangre se renueva en la Santa Misa. Pide en particular para que la Preciosísima Sangre te perdone y te libere de cualquier pecado grave. Si rezas con fe, creyendo que estos pecados son la causa de los grandes dolores y sufrimientos de Nuestro Señor, recibirás una gracia especial para vencerlos. Siete virtudes esenciales, vinculadas a los siete derramamientos de sangre de Nuestro Señor, nos conducirán a la santidad.