Debemos actuar sabiamente para la salvación de nuestras almas y debemos valorar sobre todo las cosas de Dios, en particular, la Preciosísima Sangre, porque esta es la que nos salva. La Santa Misa, La Santa Comunión, y la Confesión son los tres medios principales de la salvación y también son los grandes recipientes de la Preciosísima Sangre. La reparación es uno de los principales objetos de la devoción a la Preciosísima Sangre. Hay que ser deseosos de hacer reparación por todos los pecados: los propios, los de mi familia, los de la sociedad, y los de la iglesia.
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DVRodriguez2022-10-23T06:57:40-04:00